jueves, 18 de julio de 2013

Vapor verde.

Me compré un "cigarro electrónico"
Hace unos días, por internet.
Está prohibido venderlos en tiendas en este país, ¿Sabían?
Yo no. 
No sabía casi nada de esta maravilla de aparatitos que lo dejan a uno fumar, dandole los beneficios de todo el sabor, sin tener que estar aspirando alquitran y demás mierdas cancerígenas.
Puro sabor.
Y nicotina, si alguien gusta.
La nicotina no es un cancerígeno, aunque si es una droga. Bien adictiva.
No hay tos, pedí mis cartuchos sin nicotina.
Anyway, les contaba que es una maravilla.
Estaba un poco escéptico y paranóico al principio, la verdad es que me preocupaba inhalar vapor de no-sé-qué directo de la boquilla de un artefacto ensamblado por niños taiwaneses.
Luego dí con un proveedor de Green Smoke.
Es una marca gringa, son más confiables y muy higiénicos. No lo dudé mucho, i mean, me encanta fumar y siempre le he tenido miedo al cáncer. 
La verdad es que escribir y fumar son rituales que para mi, van juntos.
Estoy inhalando el vapor aromático a tabaco de mi cigarro con punta verde justo ahora.
Y hasta ahora todo va bien. 
No tiene la poética de un cigarro normal. Jamás.
No lo miras consumirse, ni te lo acabas. 
Pero puedo vivir con eso. 
Los puristas empezaron a chingar casi luego luego.
Y pues nada, realmente no importa mucho: A mi que me dejen seguir fumando esta maravilla. 
Sabe a tabaco y hasta huele rico.