domingo, 20 de noviembre de 2016



tu risa es la recompensa
a todas esas veces que
pedí a mis padres ausentes
-siendo un niño-
que me compraran un globo
los domingos en la plaza
y no lo hicieron

jueves, 20 de octubre de 2016

jueves, 1 de septiembre de 2016

canasta

me corresponde tal vez el éxito absoluto
o hasta el fracaso total:
nunca ya las medias tintas 
del trabajo duro y diario.
porque siempre pasa esto
(y uno nunca aprende)
que la gente se te acerca 
como amiga a conversar,
a decir que se alegran de tu felicidad
pero que necesitas estabilidad
y un trabajo de verdad,
porque no quieren que un día
vayas a morir de hambre,
porque no vas a vivir
de hacer lo que ahora haces,
porque están muy preocupados por tu vida
y por la vida
de los veinte hijos que todavía no tienes
pero que debes tener para encajar,
que debes dejar de soñar
y poner los pies en la tierra,
entender que el mundo está allá afuera
y que no vas a lograr nada
si no matas a tus sueños
y los cambias por un trabajo "normal".
después de eso me sonríen 
y me preguntan por mi plan
¿mi plan? 
mi plan es ir a comprar una canasta
para poner los limones
que me van a caer del cielo.
porque a veces se me olvida
que es la gente la que está confundida
y espera de más
de este idiota
mal poeta
que viene a escribir poesía
entre tantas maldiciones
y luego quieren que sepa

cómo ubicarse en la vida.

sábado, 27 de agosto de 2016



si yo miro las cenizas 
es porque añoro el fuego
y porque me gusta construir sobre ruinas.
porque las cosas nuevas siempre saben mejor
porque podemos nacer mil veces
pero en algún punto se nos olvida.

viernes, 24 de junio de 2016

18

es mejor morir
de hacer lo que pensamos
que morir después
de pensar en lo que hacemos.
después de después
las cosas no van a estar nada claras,
cada año que pasa va a confundirnos más:
dieciocho años,
la edad idiota, adiós adolescencia, el fin de la pubertad
es solo el comienzo de la gran confusión
que de hoy en más no va a hacer otra cosa
que aumentar con el tiempo
y ahora es tiempo
de contarnos todo,
de joder a todos,
de hacernos de todo
en lo que aun no hayamos pensado
porque somos tan jóvenes e idiotas
y no sabemos muy bien qué hacer
ni como hacerlo
pero vamos a intentarlo
porque el tiempo está corriendo
y al tiempo cuando corre no hay quien le alcance.
es mejor morir.
vamos a hacer lo que /mal/ pensamos
y después de después
en unos años,
ya nos tocará pensar en lo que hacemos.

sábado, 18 de junio de 2016

Y va a doler

cuando sepas que hay demasiado en tu vida
que es de utilería
y está hecho de cartón pintado.
cuando sientas que la vida
se deslava de tus córneas
y recuerdes que a veces
tuviste sueños,
cosas como si algún día
lograrías algo importante,
si tendrías una famosa banda de surf y llenarías estadios,
si encontrarías lo que llaman "el amor de tu vida",
si tendrías una casa y también hijos,
y si vivirías un día de lo que amas.
Pero el tiempo fue corriendo
y tú sigues igual que antes,
sólo que tienes trabajo y un horario
y con el tiempo empezaste a enamorarte
de las cosas que ya sabes que nunca vas a lograr,
de tener una familia,
de llenar grandes estadios,
de llevar a tus hijos al parque,
de seguir todos los días haciendo lo que amas,
y no resignarte nunca
con la mierda que te ofrece
este mundo
y su bello escenario de cartón pintado,
pero te estás conformando:
respiras,
lo piensas,
mientras miras tu oficina con los ojos muertos
y te duele.

sábado, 14 de mayo de 2016

rescate

me preguntan, 
me pregunto: 
¿dónde estaban mis amigos
cuando me enfermé?
quizá estaban ocupados
en medio de la tormenta
ayudando a gente más necesitada
y por eso
no pudieron
acudir.
atrapado en la avalancha 
pienso en las hormigas
que cuando enferman se alejan 
por voluntad propia
y mueren en paz alejadas del resto.
me procuro un sitio cómodo en la nieve y pienso
en la gente que me quiere de verdad
y en que soy de esas personas tan enfermas
que poco a poco le quito a todo el mundo 
las ganas que un día tuvieron de curarme.
me procuro un sitio cómodo en la nieve
me relajo y ya no espero que alguien venga:
porque ya ha pasado antes
que vienen lobos y pienso
que son perros de rescate.

lunes, 18 de abril de 2016

renunciar

Voy a renunciar a mi trabajo
en la fábrica de platos rotos
porque tú los acabas pagando
porque siento que nieva aquí dentro
porque siento
que no he hablado contigo
en miles de años
porque siento
que no hablo
lo suficiente contigo
porque siento que nos nieva encima
y aquí huele a despedida.

Voy a renunciar a mi trabajo
porque me levanto muy temprano
y regreso agotado
y cuando voy a verte
tú ya no quieres saber
cómo estuvo mi día
porque ya no dices nada
cuando vamos caminando,
porque algo está pasando y
no me dices lo que es.

Voy a renunciar a mi trabajo
porque ya trabajo demasiado
porque ni siquiera quería este trabajo
porque ya no sé que más hacer
porque después de pensar
decidí que es suficiente
con que uno de los dos
se levante muy temprano
y regrese agotado
y se hunda en la nieve
que nos llueve
por dentro
y porque siento
que las cosas no van bien
porque quisiera desaparecer
DESVANECERME
yo y la nieve
y ya no tener tantas ganas
de gritarte
que me hables
que me abraces
y que quieras besarme
sacudirte y que te acuerdes
de cuando me querías.

Voy a renunciar a mi trabajo
en la fábrica de platos rotos
porque ya no podemos pagarlos
porque la nieve nos llega al cuello
y tenemos que decir adiós.


viernes, 4 de marzo de 2016

hojas


yo te busco
-y te encuentro-
a mitad de un camino de hojas ya secas
en un bosque donde las aves no cantan
y el viento no se oye:
y pisamos los dos juntos las hojas del pasado.

jueves, 28 de enero de 2016

Buenos para nada

A mi hermano.

Hace calor. El ruido alrededor es una mezcla de risas, gritos de vendedores ambulantes, voces, tráfico, y pasos. Caminamos entre un mar de gente: mi hermano y yo somos sólo un par de puntos más entre la multitud del centro de la ciudad. 

No quería venir conmigo, pero yo he insistido mucho y la verdad es que él tampoco tenía nada mejor que hacer. En este momento del espacio-tiempo, la gente dice que no somos más que un par de buenos para nada. Los dos somos músicos de profesión y hoy es Lunes: Para nosotros, este es el primer día de descanso después de cuatro días de mucho trabajo. Somos jóvenes y tenemos dinero en nuestras carteras, el centro de la ciudad parece tener un enorme abanico de posibilidades, y sin embargo yo solo quiero comprar unos tenis. 

Cruzamos el zócalo. Hace calor y buscamos algún vendedor que nos ofrezca bebidas. De esos refrescos que se preparan con sal y limón. No hay. 

Acordamos que en cuanto encuentre mis tenis, iremos a comer al burger king de la calle corregidora. No debe ser difícil encontrar lo que busco. 

Caminamos por las calles estrechas detrás del zócalo, buscamos la calle del carmen. Pronto estamos entre puestos de ropa y zapatos. Muchos puestos, mucha más gente que en otras calles. Ropa de grandes marcas, ropa que seguro es robada o pirata. Encuentro muy fácil los tenis que vine a buscar. La transacción es rápida, 150 pesos que ya traigo preparados en el bolsillo a cambio de unos converse piratas. Nunca me ha gustado sacar la cartera en el centro porque unonuncasabe. 

Terminamos la compra y regresamos hacia el zócalo. Cuando le ofrezco a mi hermano de mis lucky strike, me dice que son muy suaves para su gusto y compra un marlboro en un puesto de periódicos. Fumamos todo el camino hasta corregidora, donde entramos a comer. Pedimos el paquete familiar (cuatro hamburguesas, cuatro sodas, cuatro papas, dos helados) y nos ven raro. Lo repartimos equitativamente y nos sentamos a comer en silencio. Cuando salimos, vamos a Palacio de Hierro a ver las videoconsolas, pero nos vamos pronto: Debe ser que tenemos facha de maleantes, que en estas tiendas siempre nos siguen los de seguridad. 

Compramos bebidas para el calor en un oxxo. Vamos a pagar el teléfono de casa y fingimos ser una pareja gay para poner incómodo al cajero. Vamos al local de unos chinos para comprar audífonos de imitación y tecnología barata. Tomamos fotos del monumento a la revolución y luego vamos a comprar series completas y películas al tianguis de San Cosme. Buscamos un lugar dónde cenar cuando ya está oscuro. Ya caminamos todo el día y tenemos las mochilas repletas de cosas que fuimos comprando. Un taxi nos lleva a casa cuando hemos comido suficientes tacos. 

Ese podía ser cualquier Lunes, de cualquier semana, de cualquier mes. Así fue por muchos años. 

Y me acuerdo bien que después de todo eso llegábamos a casa, quizá jugábamos a la consola o veíamos una película, quizá llegaba cada quien con ganas de encerrarse en su cuarto consigo mismo y cuando eso pasaba, yo me ponía a pensar en que mi vida no iba realmente a ningún lado, me preguntaba cuánto tiempo más podría seguir así "sin hacer nada", viendo como todos se graduaban y hacían algo por sus vidas, mientras yo me dedicaba a dar vueltas en círculos y tocar en bares. 

Me acuerdo bien de eso y me acuerdo hoy de mi hermano, tantos años después, ahora que vivimos en ciudades diferentes y ya ninguno de los dos trabaja como músico, ahora que hicimos algo de nuestras vidas y pasamos la mayor parte del día en una oficina. Ahora que ya nuestra vida ha llegado a algún punto -creo-.

Lo pienso y en el fondo sé que mi vida tenía más sentido hace unos años. Puede que, después de todo, ser un bueno para nada tenga sus ventajas.

martes, 5 de enero de 2016

Forever 17


Tienes diecisiete años. 

Es verano. Estás tumbado en el pasto verde de la escuela preparatoria. Tienes diecisiete años. Siempre habrá un día más para ponerte al corriente con las clases a las que estás faltando. Siempre va a haber chance de recuperar el tiempo que todos te dicen que estás desperdiciando. Tienes diecisiete años. Todo te parece fácil. Sientes que, si un día te levantas con las suficientes ganas, podrías hacer cualquier cosa que te apetezca. Salir con la chica rubia. Hacer que tu banda de surf toque en un festival independiente. Irte de fin de semana a Cuernavaca con tus amigos. Invitar a la rubia y por fin averiguar si es cierto que tiene un piercing en el pezón derecho. 

Tal vez, también, si tuvieras las ganas suficientes, podrías ponerte a estudiar cálculo. Podrías pasar todas las materias que debes, podrías rescatar el semestre. Cortarte el cabello, empezar a preocuparte por tu apariencia, ponerte serio. Empezar a buscar un trabajo de medio tiempo. Ordenar, pues, tu vida. 

Si tan solo tuvieras las ganas suficientes.

Pero es verano, tienes 17 años y estás tumbado en el pasto fresco. Fumas Marlboro Mild-Flavor porque te gusta que la cajetilla sea azul. Tu novia está en clase de química y tú estás en el pasto porque ella de todas maneras se va a enojar contigo. Se va a enojar porque no entiende que prefieras estar fumando y viendo las nubes con los audífonos puestos. 

Le das una calada a tu Marlboro Mild-Flavor porque piensas que es muy cool que la cajetilla sea azul. Es estúpido, pero el azul te hace sentir diferente. Te hace sentir distinto a los que fuman de esas cajetillas rojas genéricas, es como si no fueras parte del rebaño, aunque sí lo seas, como si el cáncer que te estás procurando fuera a ser diferente del de todos los demás. 

Cierras los ojos y escuchas los ruidos de la prepa a tu alrededor. Las aves, las risas distantes. Los murmullos lejanos, todo lo que hay por conquistar en esa escuela, en este mundo, todo lo que sería tuyo si una mañana despertaras y te diera la gana.

Es verano y parece que esto no se va a terminar nunca.

Pero termina: un día abres los ojos y tienes 25 años. Nunca fuiste a Cuernavaca con tus amigos de la prepa, ni supiste si la rubia tenía un piercing en el pecho. Tu banda de surf murió hace años. Nunca pasaste cálculo, ni te pusiste serio, pero sí te cortaste el cabello. 

Encontraste un trabajo (con el tiempo, claro) y ya no fumas porque el cáncer te da miedo. 

Rentas un estudio cerca de esa universidad a la que nunca fuiste. 

Sales todas las mañanas antes que el sol para llegar a una oficina donde estarás la mayor parte del día. Ocuparás una hora para comer algún platillo recalentado directamente de un tupper. Volverás al escritorio. Saldrás cuando ya sea de noche. Irás a cenar o al cine con tu novia, que no es la misma que tenías en la prepa. Vas a dejarla en su casa y después regresarás a tu estudio y caerás abatido por el cansancio. 

Despertarás como siempre, cinco minutos antes de que suenen las alarmas. Volverás a cerrar los ojos y, durante cinco minutos, vas a imaginar que estás tumbado en el pasto y tienes 17 años. 

Vas a imaginar que todavía hay tiempo.

Que siempre habrá un día más.