viernes, 5 de junio de 2015

Taller de teatro (texto de Andrea Saldaña)

Ser una buena actriz es un poco también hacerle creer al espectador que todas las palabras del guion salieron de la propia cabeza. Decirlas una y otra vez, creerlas uno primero antes que cualquier hijo de vecino, que para uno sean artículo de fe. Decir y hacer todo como si fuera por convicción propia y entonces sí, arriba el telón, showtime, playball, a darle: Hay que seducir al público.
Me fascinaba esa idea. Por eso me inscribí en taller de teatro.
Ahí fue cuando entendí que la clave del éxito era la actuación. 
Empecé a actuar en la vida, en el desayuno, en las reuniones de negocios, con los colaboradores, con la gente que me quiere, con la gente a la que odiaba, en la cama, con mi madre, con mi abuela, con la gente del bus, en la calle y hasta enfrente del espejo. Había que ser buena actriz en todo y con todos.
He vivido así ya no sé cuántos años de mi vida y todavía sigo pensando que es horrible que tengamos que hacer esto para "vivir bien". 
Pero funciona.

Doy fe de que funciona.

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